viernes, 15 de mayo de 2009

Viaje en coche


A través de la ventanilla bajada, la ciudad pasaba rápida como una especie de caleidoscopio.
Las formas de los edificios tintados por la tenue oscuridad del atardecer, eran magníficas, algunas gigantescas y elegantes, otras bajas, decadentes.
Antenas de televisión en azoteas, balcones, bloques de pisos, patios, parques, jóvenes consumiéndose en gramos de mariguana y viejos observando con temor los nuevos tiempos, asustados, cohibidos por el minutero.
Jóvenes bellas, despampanantes, que ocultan en su interior arpías, amores desengaños, difamadores de mentiras.
Obreros, hormigón, asfalto, las líneas de la carretera casi imperceptibles.
Viento, fresco, que transporta, velocidad, es increíble.
Leones y gacelas, armas, carpetas, documentos, oficinas, un vagabundo durmiendo en la puerta, cámaras que espían. Vigilan cada movimiento, las miradas que se cruzan con los otros , por momentos.
Semáforos, peatones corriendo, atravesando la carretera en rojo, gritos, prisa, causando el enojo, el fuerte en una esquina, mina y apoquina al flojo.
Farolas, envidiando la libertad de los árboles, que dibujan en el alma gris de la ciudad esperanzas verdes y frágiles.
Niños, inocentes, adolescentes excéntricos, pantalones anchos, pijos, refinados, coléricos.
Superficie vital que nos mantiene cuerdos, la metrópolis, esa alma libre que no tiene dueño.
Parecía un sueño, pero casi medio dormido, el coche se detiene y he llegado a mi destino.

3 comentarios:

  1. Has pintado un cuadro repleto de impresiones. Muy bueno.

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  2. Sigue escribiendo, lee, pule tu estilo, lo haces bien y nos gusta.Signat: Esteban

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  3. Me gusta, fue un paseo por la ciudad, bordeando el rio de noche, un lujo de ciudad, como lo es poder leer lo que escribes.Fdo.Roseriver

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