martes, 20 de octubre de 2009

Madame Berna





Eric no estaba acostumbrado a hacer esa clase de cosas, pues las consideraba oscuras y inmorales.
Sin emargo su proliferante desesperación le había llevado a un estado de tensión y angustia tan profundas que ya no sabía a que recurrir...

-Dios...!Yo un hombre hecho y derecho!, todavía nose como he caído tan bajo...

Podría volver a casa, ¿pero? ¿Para que? siempre la misma mierda, necesito una solución, una esperanza...

Acto seguido subió la cremallera de su desgastado anorak, por el que no hacía mas que entrar el frío aire de la noche.

Había decido ir a aquel lugar, precisamente a esas horas en las que ya nadie conocido pudiera reconocerle, donde se supone podría encontrar alguna respuesta a sus pesquisas.

Un viejo letrero que se sostenía débilmente sobre aquel tinglado en el extrarradio de la ciudad anunciaba:

"Madame Berna" y justo abajo, otro decía "Hecha un vistazo a tu futuro, pero cuidado no hay futuro para el que no paga lo debido”

Antes de que el obrero de clase media baja se adentrara en aquel lugar que albergaba el misterio y la magia, una sombra emergió de sus profundidades en el momento más oportuno, como si ya hubiera estado esperándole allí hace mucho tiempo:
-Buenas noches Eric... Susurro una suave voz femenina que invadió sus oídos de una extraña sensación.
-Ah si hola, ¿usted debe ser Madame Berna no?
-En efecto, Eric...
-¿Oiga?, como sabe mi nombre, no creo haberla llamado, verá vi. Su anuncio en el periódico y me daba vergüenza llamar desde casa, entonces...
-! Tranquilícese mi arma!, no se preocupe, no tiene que dar ninguna explicación, solo acompáñame dentro y buscaremos tu respuesta

Un poco sorprendido por lo que acababa de suceder vaciló un instante antes de seguir con aquello, pero entonces tragó saliva y la siguió hasta el interior del toldo.
El atardecer tocaba sus últimas notas antes de dejar paso a el silencio de la noche, tan solo algunas farolas iluminaban la pequeña carpa situada en medio de un solar.

La verdad es que aquel local engañaba, una vez dentro era bastante acogedor, fragancias desconocidas para su sentido olfativo flotaban de manera intensa en el lugar embriagándolo por completo.
Ahora estaba sentado sobre un cojín muy cómodo, frente a la vidente gitana Berna que barajaba con rapidez y precisión una baraja de cartas del tarot.
-¿Bueno Eric? dime, ¿porque estás aquí? ¿Que es lo que te preocupa mi arma?
-Pues verá es que no se cómo empezar...
-¿Que problemillas con la parienta?
-¿Pero? ¿Como?...
Desconcertado, pensó que aquella tarotista le había leído el pensamiento.
-Uste, tranquilícese chiquillo que está mu tenso
-Bueno pues sí, ahora que lo dice discuto mucho con ella desde que me despidieron de la obra, y en el INEM no pagan muy bien, ya sabe la crisis...
-Uste espere, que aquí empiezo a ver argo interesante
Con sumo cuidado fue repartiendo una a una todas las cartas de la baraja sobre la mesa de mimbre, después las observó durante unos segundos, frunció el ceño, y acto seguido dijo:
-Su mujé está enferma ¿verdá?
Esta vez si que se quedó atónito, una gota de sudor cayó desde la cima de su calva hasta la prominente barbilla recién afeitada.
-! La virgen! de verdad sabe usted el futuro y el presente también
-En eso consiste mi oficio quillo...
-Vale, ahora se ha ganado toda mi confianza, por favor tiene que ayudarme, por favor dígame...
-Aspai, Aspai, poco a poco mi arma tenemos toda la noche por delante...
-De acuerdo, usted dirá como lo hacemos
-Bien, sigamos con su mujé, ¿quiere saber si se recuperará?
-Si, por favor, es lo que más me preocupa en este momento
Respondió con un hilo de voz muy angustiado.
-Pué ya puede respirá tranquilo cariño, que aquí me sale que su salú será fuerte
-Ufff..., no sabe como me alegra oír eso pensé por un momento...
-Bueno, bueno nu se me relaje demasiao, que el futuro es mu incierto
-Ah, vale, vale usted dirá, madame...
-Bien, pué vera uste aquí me sale que en lo que es dinero, regulín, regular
-Me caguen en la mar, si es que ya lo sabía yo
-Pero al menos puedo decirle que encontrara trabajo pronto
-Bueno, algo es algo
-¿Tiene uste alguna duda más?
-Mmm..... Bueno querría saber un poco de mi futuro inmediato ya sabe que pasará dentro de poco, respecto a todo
-Pué mire uste que aquí veo que va morir, !ademá por moroso!
-¿!Como!?
-Azi es
-Usted, no sabe de lo que habla, habrá acertado de casualidad con mi mujer, bah he perdido el tiempo me marcho
Acto seguido Eric salió corriendo de allí, mientras escuchaba como Madame Berna reía a carcajadas desde su pequeño tinglado.

Pasaron los días y no sabía porque desde lo sucedido aquella noche, se encontraba sin fuerzas, como preso de alguna enfermedad.
Una noche volviendo de la obra, ya que había recuperado su antiguo trabajo, como pronosticó Madame Berna, notó como alguien le seguía.
Una sombra surgida de un descampado, que sentía detrás, haciendo cada vez más corta la distancia, con unos pasos firmes y ligeros.
De pronto Eric comenzó a correr, el miedo invadió su cuerpo, aquel misterioso perseguidor también acelero el paso, pero sin preocuparse demasiado de que corriera mas que él.
Poco a poco la fatiga pudo con él y cayó redondo al suelo, su corazón estaba ya completamente muerto, entonces aquella figura que podría haber sido la muerte con guadaña se acercó para inspeccionar el cuerpo inerte. Acto seguido extrajo 50 euros de la cartera de Eric, que ahora era un cadáver rígido sobre el asfalto y dijo:
-Te lo dije mi arma, por moroso...