sábado, 23 de mayo de 2009

El reloj de oro









En un solar alejado de la ciudad, en una zona situada en las afueras del barrio de Campanar llamada "las cañas" que estaba cerca de un cementerio, la noche dejaba ver tenuemente dos figuras, una suplicante y desesperada, la otra rígida y estática:


-Oye, tío... ¿Sabes? la necesito, si no me la das, tío, me muero, venga por favor dame lo mío colega, mañana te lo devuelvo, por favor...

-No tienes con que pagarme maldito yonki, ya te fié la última vez me debes 80 euros, si no te largas prepárate para recibir una paliza.

Entonces el drogadicto que estaba postrado a sus pies, se puso a rebuscar en uno de los sucios y viejos bolsillos de su pantalón, después de unos instantes extrajo un objeto reluciente, que cambió repentinamente la expresión severa que mantenía aquel camello.

Se trataba de un reloj de oro y parecía muy valioso, con un gesto muy rápido, el camello se lo arrebató de las manos y lo contempló ante su cara unos instantes:

Era de un color dorado intenso, el cristal que protegía las manecillas era de rubí y en la cadena había unas extraños grabados, pero lo más curioso es que aquel reloj no tenía marca.

-Mmm... Bien, creo que podremos llegar a un acuerdo, me quedo con tu reloj y te perdono la deuda, además de la dosis de hoy, ¿que te parece?

-Vale tío, ok, pero dame ya mi mierda ¿vale?

Acto seguido y con un cierto desprecio, aquel gorila entregó al vagabundo un pequeño tarro de cristal, acompañado de una jeringuilla.

-!Ahora lárgate de mi puñetera vista! y cuidado con la puta pasma, ¿estamos?

-Si, s-i, tranquilo, colega...

Poco a poco, deambulando entre los arbustos y guijarros, aquella figura delgada y lánguida que en otro tiempo fue un hombre, se fue alejando y internándose en las calles de Campanar.

-Ja,ja,ja. Hay que ver estos yonkis, a veces te pagan con cosas que... Je,je en fin, mañana veré que coño pueden darme por esta joya, sino es falso, claro.

A continuación Rafa, que era como se llamaba aquel traficante de drogas, se metió en su seat panda y puso rumbo al barrio de la luz, donde se encontraba su bloque de apartamentos.

La venta de hoy había sido buena, en Campanar el nivel de drogadictos estaba subiendo bastante últimamente y a la policía parecía darle igual que vagaran libremente por ahí.

-Tengo que venir a vender más a menudo a este barrio, esta plagado de drogatas, ja,ja.

Mientras se alejaba del distrito, en algunos lugares, podía observarse a gente durmiendo en descampados, poblados de pequeñas casas improvisadas con cartones y colchones viejos.

Más adelante, el paisaje era bastante alentador, a la altura de Nou Campanar, donde había urbanizaciones, buenos restaurantes, parques nuevos y cuidados, etc.

El automóvil se detuvo en una de las estrechas calles del barrio de la luz, solo la naranja luz de las farolas iluminaba tres patios, que daban paso a un edificio de protección oficial, con forma de c.

El portal, estaba hecho un desastre, la proliferación de graffitis estaba en auge, y algún gamberro había arrancado de cuajo el portero automático, en lo alto del mismo podía distinguirse "23".

Excitado Rafa, no pudo esperar a coger el ascensor, directamente empezó a subir los escalones de tres en tres, hasta llegar al piso 4.

Abrió la puerta, que crujió, y con un poco de dificultad logró entrar en aquel piso diminuto.

Acto seguido se sentó en la cama, que estaba en una de las 2 habitaciones, sacó el reloj de oro del bolsillo de su chaqueta y lo dejó sobre la mesita de noche y allí permaneció observándolo unos minutos.

-Seguro que es falso, ¿pero? ¿y si no?, podría ganar una pasta y comprarme un coche nuevo o irme de putas al Magestic, !ja,ja!. Pensó

Poco después, se quedó dormido, en aquel aire enrarecido que solo se respiraba en los suburbios, justo cuando esto ocurrió el reloj marcaba las 2.

Durante el trascurso de la noche, aquel misterioso reloj, empezó a emitir unos extraños destellos, en su minúscula maquinaría, se escondía una fuerza sobrenatural, de la que Rafa no sospechaba en absoluto.

El amanecer no despertó al narcotraficante, fue una horrorosa pesadilla, en la que el yonki del reloj de oro era gigante y le perseguía, profiriendo enormes y crueles carcajadas.

El sudor, empapaba su camiseta de tirantes, sus bermudas más o menos tenían el mismo aspecto.

-Joder... Vaya mierda de noche. Decía mientras bostezaba y iba incorporándose sobre el frío suelo de mármol.

Lo primero que observó al abrir los ojos fue que el reloj de oro no estaba en la mesa, sorprendido, empezó a palpar la mesita de noche.

Pero entonces, noto que algo oprimía ligeramente su muñeca izquierda.

-!El reloj!. Exclamó.

-¿Como diablos ha llegado hasta aquí?, en fin supongo que me lo pondría anoche antes de dormirme y no me acuerdo.

Un poco más calmado Rafa se dispuso a abrir la persiana para dejar que entrara la luz de un nuevo día, pero entonces...

Oscuridad, era de noche, y un extraño silencio ocupaba toda la ciudad.

-¿Como, pero? ¿Que hora es? Llevo su vista hasta el ostentoso reloj, sus agujas se habían parado.

Pronto el nerviosismo se apoderó de él, ¿estaría aun soñando?, ¿cuántas horas había dormido?.

Estaba seguro de que ya debería ser de día, pero intento tranquilizarse y se dijo:

-Bueno da igual, volveré a echarme un rato.

Pasaron unas 4 horas y volvió a despertarse sobresaltado por otra pesadilla.

-¿Pero que pasa...? El alba seguía sin aparecer.

Miro el reloj, seguía congelado, entonces reparó en los extraños símbolos de la cadena. Se trataban de pequeñas caras con expresiones de sufrimiento y desesperación.

Rafa no comprendía nada, ¿porque aún era de noche? y ¿que diantres significaban esos rostros grabados en el reloj?

-Bien, manten la calma, lo mejor será encender la televisión y informase de lo que esta pasando.

Pero cuando encendió el televisor, en todas las cadenas aparecía una escalofriante imagen, !era la cara del drogadicto¡Iba de traje, sus facciones estaban muy marcadas y ofrecía una cruel y exagerada sonrisa, entonces empezó a hablar:

-Buenos días colega, ¿Que tal? ¿mola el reloj e? Sabes cuando estés ahi dentro podrás apreciarlo mejor, tendrás lo que te mereces. Después estallo, en una explosión de violentas carcajadas, mientras el televisor se deshacía, derritiéndose lentamente.

Atónito, el pánico le paralizaba, no sabía que hacer, la voz de aquel vagabundo áun martilleaba en su cabeza. Presa de la histeria, salió precipitadamente del piso y se lanzó a la calle, que mostraba un aspecto aterrador.

Las personas que había en la calle, estaban totalmente estáticas, parecían maniquies.

Chilló, zarandeo y golpeó, pero ninguna de aquellas figuras de témpano, respondió a sus llamadas desesperadas y angustiosas.

Después de correr durante horas en busca de alguien vivo, se dio cuenta de algo que lo sumió en el más profundo de los miedos, el reloj se había transformado en una capa dorada que ahora cubría todo su brazo.

-¿Que esta pasando? ¡Ayuda por favor¡ Gritaba desesperado y entre lágrimas.

En un último intento de escapar de aquella pesadilla, decidió volver a Campanar con el objetivo de encontrar a aquel heroinómano y acabar con todo esto.

Una vez allí quedó sorprendido cuando observó que aquel yonki le estaba esperando en el mismo solar del día anterior.

-Te estaba esperando, colega...

La capa dorada cubría ahora casi todo el cuerpo del camello, tan sólo quedaba su cara por tapar.

Un grito ahogado puso fin a la expansión del reloj, que poco después volvió a su estado inicial, entonces el misterioso vagabundo se acercó al reluciente objetó, lo recogió y dijo:

-Ja,ja, tu nunca me fallas, no hay mejor droga que el tiempo de una persona ¿no crees?

Poco a poco aquella figura, encorvada se fue alejando lentamente, vagando por las calles de Campanar, con una sonrisa pícara en el rostro y la vida eterna en el bolsillo.

3 comentarios:

  1. muy bueno este relato corto. tienes arte!!.Fdo: Esteban

    ResponderEliminar
  2. Tu creatividad me gusta, eres ingenioso, elegí este relato(después de leer el primero) al azar.Deberías cultivar tu faceta como escritor.Apúntate a concursos literarios para jovenes y date a conocer.Un saludo, Miguel A.Badenas

    ResponderEliminar
  3. quien es el autor de este relato

    ResponderEliminar