lunes, 29 de junio de 2009

La elegancia del Vampiro


En la ciudad hacía frío y los vapores de las alcantarillas emergían hacía el exterior creando torres de vapor caliente que se perdían en la oscuridad de la noche, los candelabros proyectaban desde el interior de las casas sombras que se deslizaban sobre el arcén.
Un agitado hombre de negocios caminaba a paso ligero por una estrecha calle, que atravesaba los suburbios.
El silencio que reinaba en aquel lugar era tan sólo interrumpido por sus torpes y histéricos pasos, que de vez en cuando iban a parar a un charco de agua mezclada con orina.
Portaba un maletín negro que relucía con la luz naranja de las farolas y sus gafas de culo de vaso se empañaban de vez en cuando, entonces, nervioso y frustrado se paraba a limpiarlas encarecidamente.
Mientras frotaba las lentes con fuerza, unos pasos quebraron la quietud que había a sus espaladas. Acto seguido, las gafas cayeron al suelo, con un sonido metálico, muy molesto inició una patética búsqueda, palpando en sucio suelo, cuando una mano le ayudo a incorporarse.


-¿Son estas gafas suyas caballero?

-¿Que? ¿Como? E... si, gracias caballero

El grueso empresario ya de pie, se colocó de nuevo las aparatosas gafas.

-¿Hace frío esta noche no cree señor?

El joven que le había ayudado, ofrecía un aspecto siniestro:
Rondaría el metro 85, su complexión era atlética, los labios eran extrañamente negros y sus ojos negros y profundos, pero desde luego uno de los rasgos que más destacaba era la palidez de su piel.
En un gesto rápido, se quito su chaqueta y se la ofreció al hombre de negocios, que tiritaba.

-Por favor señor, abríguese, esta usted congelado

-Si... gracias

-Oiga, ¿porque no me acompaña a mi casa? está ahí mismo, le prepare un té caliente, ya verá como luego se siente mejor.

-Vera, joven es que tengo un poco de prisa, yo...

-!Pero hombre! si está usted agotado, hágame caso venga conmigo y descanse un poco

-Bueno... Si es solo un rato (Además a sido muy amable conmigo)

-Fabuloso, entonces sígame aquel de allí es mi portal


Caminaron rápido, para escapar del frío de la noche, el huésped inconsciente, su anfitrión dibujaba una disimulada sonrisa de la que sobresalían dos afilados colmillos.


La casa estaba muy limpia y bien decorada aunque los muebles eran muy antiguos, parecían tener siglos. El empresario ahora sentado en una extra vagante silla con motivos orientales, observaba con atención cada detalle de la sala de estar, una estufa de leña calentaba la habitación dándole un aspecto muy acogedor.


-¿Con dos de azúcar verdad?

El joven de mirada penetrante había colocado sobre una mesa de mimbre, la taza de té que aún estaba demasiado caliente para ingerir se.

-Si... ¿Como diantres lo ha adivinado?

-Bueno... Siempre he tenido muy buena intuición

-¿Intuición? mas bien diría que es usted vidente

-Vera... La sangre de las personas, habla de ellas...

-Ja,ja,ja ¿y sabe usted interpretarla?

-Si, digamos que la siento muy de cerca

-Je... ¿A que se refiere?

-Mire, es simple, acerque se

El hombre de negocios se acerco hasta quedar a menos de 2 centímetros del joven, entonces con una voz cálida y dulce susurro:

-Cada gota de sangre que recorre su cuerpo, cada vena, cada arteria que comunica con el
corazón, puedo escucharla sentirla latir bajo la ropa, bajo su piel

-¿Bromea, no?

-No, en serio, mire déjeme su brazo derecho
El empresario un poco confuso, se arremango el brazo derecho y acto seguido lo dejo sobre la pequeña mesa de mimbre

-Vera, cuando era pequeño, me di cuenta de que el agua no calmaba mi sed

-!Vaya! pues que curioso

-Cada vez que me obligaban a beber, vomitaba y me ponía enfermo

-Que situación mas difícil

-Al principio lo fue, si que lo fue

-Pero pronto me di cuenta de que si quería sobrevivir, tendría que buscar alimento por mi propia cuenta, pues nadie podía saciar mi sed y calmar mis entrañas

-Entiendo

-Entonces me di cuenta, cuando un día mi hermana pequeña se corto el dedo, era tan pura, tan joven.

-Perdón eme pero no le sigo...

-La sangre, una vez que la probé no pude parar, al principio era difícil de controlar, pero más tarde supe elegir las mejores

-¿Quiere decir como un vampiro?

-Vaya veo que al final lo a entendido

-Ja, ja, ja esta usted como una cabra, joven

-Vera, como me crié en una buena familia, antes de alimentarme de la sangre de mis víctimas suelo hablar mucho con ellas

-Entonces... ¿Va usted a chuparme toda la sangre del cuerpo?

-Si no se resiste, sufrirá menos...

-Ja, ja, usted no sabe lo que dice caballero, está delirando, creo que no debí acompañarle

Antes de que el hombre de negocios se incorporara, el joven vampiro lo sujeto fuertemente por el brazo.
Una fuerte presión partió el brazo del empresario, que comenzó a proferir angustiosos gritos de dolor, entonces con sumo cuidado y delicadeza el vampiro se acercó hasta llegar a la altura de su yugular. Acto seguido, sus grandes y afilados caninos se clavaron en ellas como dos dolorosas inyecciones. Al cabo de unos minutos el empresario tan solo era un cuerpo pálido e inerte.

-Se lo dije señor, ante todo modales, ¿que clase de vampiro se ha creído que soy?

martes, 9 de junio de 2009

El éxodo

Después de la hecatombe, de la gran guerra, que arrasó la civilización, solo quedó en pie un niño pequeño.
Confuso, aturdido, vestido con apenas dos trapos caminaba sombrío, pisando escombros, el suelo estaba frío, su ritmo era lento.
La ciudades eran ahora grises fantasmas metálicos que hablaban entre el susurro del viento, ya no importaba el tiempo, en aquellos parajes reinaba un silencio muerto.
Entonces el infante alzó la vista, la vegetación cubría grandes mamotretos de cristal y cemento.
El cielo era claro y el sol del invierno iluminaba, en medio de una calle solitaria su aliento.
Tosió y el eco, cínico le recordó su soledad cuando volvió a él en forma de voz enferma, distorsionada, burlándose de su lamento.
Continuó vagando, perseguido por su sombra, testigo del éxodo de su historia, era una sensación extraña, quedó como único testigo de la extinción de su raza, eso lo abrumó.
Durante años sobrevivió y acabó por abandonar el raciocinio, mezclándose con la naturaleza que volvía a abrirse paso entre los rascacielos y el asfalto.
Y en el ocaso de su vida, sus preciosos ojos observaron la última puesta de sol, que contempló un ser humano.

miércoles, 3 de junio de 2009

!Menudos fugitivos! 1 parte

(Hay dos hombres, uno delgado "Jaime" y otro corpulento "Pedro" en un rellano, esta amaneciendo y la luz es muy tenue, el lugar ofrece un aspecto lóbrego y sombrío)



Jaime: !Vale!, ya se que hacer. ( Saca un cigarillo de su bolsillo y después de encenderlo inspira hondo)

Pedro: ¿Que?. (Agitado,nervioso, moviéndose rápido en el sitio)

Jaime: El cadáver. (Como queriendo a dar entender algo)

Pedro:¿Como? (Aturdido)

Jaime:!El cadáver!, Pedro, coño, !el cadáver!, que donde esta. (Chasquea los dedos, en la cara de su amigo)

Pedro: Ah, vale, si esta arriba, tendido en el salón, hay mucha sangre, Jaime...(Histérico)

Jaime:!Chssst!, no hables tan alto, que se va enterar hasta el sordo del ático, !Joder!

Pedro: Lo siento...

Jaime: Da igual, subamos ya, no hay tiempo que perder.

(Los dos cómplices vuelven al interior del edificio, cogen un viejo ascensor y suben al tercer piso.

Ya en el salón de Pedro, ambos rodean el cuerpo sin vida de una mujer de mediana edad que yace en el suelo)

Jaime:!Me caguen la puta Pedro! !Te has pasao mamón!

Pedro: !Calla! no me pongas mas nervioso.

Jaime: Bien, no importa, sera un poco más difícil de lo que pensaba, vale, lo primero pilla unas toallas, luego las quemaremos, tenemos que limpiar esta porquería.

(Ambos limpian la escena del crimen, meticulosa mente y intentando hacer el menor ruido posible)

Pedro: Jaime...
Jaime:¿Que? (molesto)
Pedro: ¿Que vamos a hacer con el cuerpo?
Jaime: Tranquilo, de momento trae me un cuchillo de cortar carne, de esos grandes, ah y también papel celofán, todo el que puedas.
(Levanta el cuerpo sin vida de la mujer y lo deja sobre una mesa, acto seguido lo envuelve en papel celofán)

Pedro: ¿Jaime, que vas a hacer)
Jaime: Por favor girate y no mires.
Pedro: Pero...
Jaime: Coño, que te des la vuelta.
Pedro: Va-vale...
(Jaime, corta el cadáver en cuatro partes: piernas, cintura, torso y cabeza. Se escucha un sonido como de plástico rasgado muy desagradable. Entonces Pedro gira la cabeza)
Pedro: ¡Dios! (Vomita)
Jaime: ¡Joder! Me caguen en la madre que et va parir, !te dije que no miraras!
Ahora tendremos que limpiar también tu mierda, pedazo subnormal.
Pedro: Perdón...
(Después de borrar todo rastro de la presencia del cuerpo inerte en el piso y meter el mismo mutilado en una nevera portátil, los dos amigos bajan apresuradamente las escaleras)
Jaime: Ahora vamos directos al coche, después buscaremos un solar y allí quemaremos el cuerpo y no llores joder, que cantas mucho.
Pedro: Pero y ¿después? (Entre sollozos)
Jaime: Después , fingirás que despareció, puesto que no tiene pruebas no creo que lleguen a condenarte.
Pedro: Pero ¿y si hay juicio? miento muy mal, Jaime...
Jaime: ¡Pedro, coño! se un hombre !me caguen en Dios!
(Mientras se dirigen a un descampado, lejano, casi en la otra punta de la ciudad, casualmente un policía local les pide detenerse en una carretera vacía del extrarradio, etonces el agente baja del coche)

Continuará...